Por Jesús Valencia Farías
Los Reyes de Salgado.- Jesús Madrigal
Bautista de la Asociación de Silvicultores de la Unidad de Manejo Forestal
Cotija-Tingüindín, señaló que cada vez
se pierden mas, los usos y costumbres para aprovechar la biodiversidad del
bosque, porque algunas especies comestibles que la gente colectaba o cazaba,
ahora se desconocen o han desaparecido.
Indicó que las nuevas
generaciones carecen del conocimiento e interés para aprovechar y conservar las
diferentes especies de flora y fauna que la gente de antes, sobre todo en las
comunidades indígenas, aprovechaban.
Apuntó que por ejemplo, la gente joven en comunidades como Pamatacuaro o Tzirio de
Los Reyes, cuando se les pregunta sobre las especies comestibles que sus padres
o abuelos utilizaban, ya no conocen ni el cerro, dijo, porque la mayoría no ha
adquirido el conocimiento, ya que
incluso han perdido su lengua original, con la que nombraban algunas especies.
Detalló que en el cerro de Santa
Rosa, el que conoce desde hace unos
cuarenta años; había diferentes variedades de maguey de donde la gente
elaboraba el agua miel; para hacer
tamales, atoles o pulque, por otra parte, antes de la floración de esta planta
extraían el quiote y con las pencas elaboraban riatas para los arrieros y la
charrería.
Explicó que también había otro
tipo de maguey de donde la gente sacaba unos pequeños platanitos rojos
comestibles que llamaban timbiriches, o
el maguey destinado para producir mezcal.
Agregó que también era muy común
encontrar anís para el atole de grano; limoncillo, diente de león, nurite y
otras hierbas medicinales para hacer te, y algunas plantas para hacer guisos
como las verdolagas, los berros o los quelites cerca de los arroyos.
Por otro lado, dijo que hace unos
veinte años todavía era posible encontrar churines que son unas vainas que se
daban en las barracas pero ahora aunque se pueden encontrar, ya no hay las condiciones para que
de su fruto madure, porque se seca desde
pequeño ante la falta de humedad en el suelo, lo mismo que sucede con arboles
de guayabas que antes eran muy comunes a una altura de mil cuatrocientos metros
y ahora se les encuentra mas arriba.
Dijo que también había pingüicas
que son unas pequeñas bellotas color naranja; muchos arboles de changungas como
las que venden en puestos en el centro, y el ocotillo, pero se han ido acabando
por el cambio del clima, incendios forestales y la depredación humana que no
les da sustentabilidad, lo que las obliga nacer en partes más altas y húmedas, al igual que las diferentes
variedades de zetas como las pichecuas, pachacuas y terecuas.
Destacó que de la misma forma en
las zanjas de las faldas del cerro, se podía encontrar chapos, ranas y tortugas
pero ahora ya están contaminadas y todos esos animales han muerto en su
mayoría, además de que la gente ya no se los come al ver que hay descargas de
aguas de drenajes en donde habitaban estas especies.
Por otro lado menciono que la
fauna que habitaba en el cerro de Santa Rosa también ha disminuido, porque antes
era común ver armadillos, tlacuaches, zorros, conejos, correcaminos, tejones y
sin embargo algo curioso es que ahora hay mas coyotes y garzas, añadió que
también cada vez se ven menos golondrinas, cuando antes se podía ver el cielo
lleno de ellas cuando arribaban al valle, al igual los tordos.
Finalmente comento que hay mucho
campo para investigar porque muchas de estas variedades que disminuyen en su
población y se acaban, podrían tener muchas propiedades, tanto medicinales,
comestibles, comerciales y cosméticas, decorativas, etcétera., todo seria
cuestión de promoverlas y rescatar los usos y costumbres que la gente de antes sobre
todo en la meseta, tenían sobre de ellas,
porque las nuevas generaciones las
desconocen.
1 comentario:
Muy bueno, rico en información y detalles :D
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