Por Jesús Valencia Farías
25 de Agosto del 2014
Morelia.- Dos días lloviendo al atardecer en la Calzada San Diego, las luces se reflejaban en el agua que quedaba en el suelo, colores rojos de los focos traseros de los autos que pasaban por el la avenida Acueducto, los destellos en el agua de las lámparas públicas que ya estaban encendidas, ya casi era de noche, había parejas sentadas por ahí, gente pasando con sombrillas.
Era posible detenerse
un poco mientras llovía debajo de algunas frondosas ramas de árboles de la
calzada, ahí podía uno hasta sentarse en las bancas de cantera a ver el paisaje,
porque no estaba mojado. Eran varios puntos entre la calzada los que estaban
con árboles frondosos, no lluvia, y aún permanecían por ahí algunas parejas de
enamorados en lo seco.
Pues sí, el ambiente
era un tanto romántico, ya había terminado de llover, era de noche, las parejas
ahí seguían, donde no se mojaban. Desde la calzada estaba posible mirar hacia
el acueducto, se veía lo que pasaba, por lo menos nada fuera de lo cotidiano.
Velozmente pasaban los
coches que dejaban reflejos sobre los arcos del acueducto. Ya era de noche.
Había una pareja de novios que se despedían en una casa por la calzada, personas que pasaban con sombrillas. Una luz al final y si se volteaba para a tras era otra luz. Ya no había nada solo gente que se iba y atajaba la lluvia en algún lugar.
Y ya no llovía, era de madrugada
todo permanecía muy tranquilo.
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